Me ha sorprendido de nuevo Spotify al proponerme una sección que dice “tus canciones favoritas en 2020” y “las que se te han escapado en 2020”. Me he conectado y efectivamente he visto que son canciones que me encantan: es como si supieran cuáles son las canciones que me gustan, las que más me gustaría oír. Hagan la prueba. Todo mediante el uso de la Inteligencia Artificial y el denominado “machine learning”, o sea hacer que las herramientas y aplicaciones aprendan de las canciones y categorías que tú seleccionas cuando usas Spotify, y acaben conociendo tus gustos para ir más allá y proponerte nuevas canciones que, quizá, ni siquiera conoces pero que te gustarán.
Me plantea este asunto la posibilidad de que la inteligencia artificial se convierta en los distintos órdenes de la vida, el ocio, las aficiones, incluso los deseos y, quizá, los sentimientos, en nuestro mejor asistente, nuestro mejor amigo o amiga, nuestro mejor novio o novia … porque nos va a conocer mejor que nosotros mismos, y que nuestra esposa o esposo, incluso que nuestros hermanos o nuestra propia madre o padre.
What a wonderful world
Puede ser algo fantástico porque las herramientas y aplicaciones electrónicas que se encuentran a nuestra disposición acaben proponiendo y sugiriéndonos (esperemos que no imponiéndonos como una especie de “gran hermano” electrónico) la música que más nos gusta, la luz que más nos gusta, el ejercicio que más nos gusta, el paseo que más nos gusta, el coche que más nos gusta, la comida que más nos gusta, las películas, las series, los eventos deportivos, las webs, y todo clase de cosas que más nos puedan gustar.
La Inteligencia Artificial puede ofrecernos todo sin la necesidad de contrapartida a la recíproca, sin esperar nada a cambio
Dicho así podría ser algo maravilloso, what a wonderful world, donde la inteligencia artificial se convierte en nuestro mejor aliado. Habremos descubierto algo que nos puede satisfacer y llenar de felicidad y de satisfacción, que puede ayudarnos a pasar buena parte de nuestra vida y de nuestros momentos de la mejor manera posible, con todo aquello que más nos gusta y nos satisface, puesto a nuestra disposición a un módico coste y sin la necesidad de contrapartida, de que nosotros, a la recíproca, les demos satisfacción, cariño o ayuda y solidaridad a quien de forma artificial nos lo ofrece y propone, sin esperar nada a cambio.
Pero también puede ser nuestro peor enemigo, que nos convierta en unos seres aislados, egoístas, sin capacidad para la relaciones sociales o de amistad, de cariño y de amor. Para que vamos a depender de otra persona, para que vamos a compartir con otras personas, sacrificarnos por otras personas si tenemos buena parte de lo que necesitamos gracias a la inteligencia artificial.
“Las redes sociales nos acercan a los que están lejos pero nos alejan de los que están cerca”
No sé dónde ni cuándo leí una acertada sentencia sobre la redes sociales: “las redes sociales nos acercan a los que están lejos pero nos alejan de los que están cerca”. Pues bien ahora surge la inteligencia artificial como un elemento más de alejamiento de los demás, asociado en muchos casos a estas propias redes sociales, y que puede ser la puntilla para esta sociedad cada vez más anónima, más fría, más aislada, más individualista, más materialista y más alejada de los que están cerca de nosotros, con menos capacidad para compartir con los demás, para el sacrificio y para todos aquellos valores que llevan a la empatía, la colaboración, la ayuda y la solidaridad, el cariño y el amor.
Gran amigo si sabemos pararle los pies
La inteligencia artificial será un gran amigo y acompañante si sabemos pararle los pies, si sabemos mantener nuestra propia autonomía, nuestros propios valores. Y será nuestro enemigo si nos arrojamos en sus brazos y dejamos que nos llene la vida con sus propuestas y su conocimiento artificial de todos nuestros gustos, aficiones e incluso nuestros sentimientos. ¿Es ir demasiado lejos?